Pude pagarlo dignamente; Gladys Giliberti
Publicado: 19 Feb 2016
“Pude pagarlo dignamente”
Gladys Amalia Giliberti tiene 44 años y vive en una casa en la localidad de Lanús, provincia de Buenos Aires, junto a su esposo Alfredo Duré, quien trabaja como carpintero independiente y sus tres hijos: Denise de 21 años; Aymara de 18 y Alan de 14, y sus dos nietas, hijas de Aymara y Denise.
Se acercó a la Fundación Zambrano a través de un aviso en la televisión a mediados de 2014 para realizar una consulta con el Dr. Castro Feijoó.
Desde su niñez sufría problemas debido a su miopía congénita en ambos ojos, la cual le dejaba su campo visual reducido. Al tener más afectado su ojo derecho, utilizaba el izquierdo para sus actividades cotidianas. Durante el 2013 le diagnosticaron Cataratas en su ojo izquierdo y esto le perjudicó completamente su visión. “Entré en pánico, no sabía cómo iba a hacer para solucionarlo”, comentó.
Ese mismo año había comenzado a estudiar “Gestión cultural” en la Universidad de Avellaneda con el fin de ayudar a las personas a incluirse socialmente mediante distintas actividades comunitarias recreativas, y a su vez se desempeñaba como profesora de música y organizaba eventos culturales para su barrio. Gladys, que siempre había podido desenvolverse de manera independiente gracias a sus lentes de contacto, empezó a perder independencia con el avance da la catarata: “Siempre había sido muy autosuficiente pero en ese momento me di cuenta que no podía seguir así, no podía identificar ni los colectivos ni las calles, el problema cada vez avanzaba más”, agregó.
Sus problemas visuales comenzaron a perjudicarla de manera tal que no podía seguir trabajando y estudiando de la misma manera que lo hacía antes, por lo tanto sus ingresos mensuales pasaron a depender de la remuneración de Alfredo, su marido. Resaltó también que no podía afrontar el gasto económico que requería una operación ya que no contaba con una obra social. Por eso decidió contactarse con la Fundación. “No podía pagarlo pero no quería que me la regalen, me dieron la posibilidad de acceder a un subsidio con un plan de pagos accesible y sin intereses. Pude pagarlo dignamente”.
Con respecto al tratamiento e intervención quirúrgica destacó: “Salio todo perfecto, cuando me sacaron el parche me caían lágrimas de emoción, nunca había visto así. Todos los que trabajan en la Fundación fueron muy atentos conmigo, yo tenia miedo, estábamos hablando de que podía perder la visión. Siempre me acompañaron, me tuvieron paciencia y explicaron todo como nunca habían hecho en otro lado”.
Gladys se muestra muy agradecida con la Fundación:”Recomiendo la Fundación a cualquiera, no solo por la atención sino por la calidad humana. Mi experiencia fue espectacular, va todo tipo de gente y nunca hacen diferencia con nadie”.
Luego de la operación pudo volver a estudiar su carrera universitaria y logró reinsertarse en el equipo de investigación del cual era parte, pudiendo finalizar y publicar el capítulo acerca de “Las políticas públicas y la inclusión social a través de las orquestas infantiles y juveniles”, para el Ministerio de Cultura de la Nación.